LA MANO AL DRIL
NOEL ANTONIO PONGUTA BARACALDO, Administrador De Empresas de Sogamoso
Acerías Paz del Río es una empresa que se propone esencialmente producir para un mercado,
ciertos bienes, y que posee y administra un patrimonio propio. Un grupo de personas tiene la responsabilidad última de organizar,
controlar y correr con todos los riesgos en su calidad de empresarios, ellos organizan y controlan la empresa, asumen los
riesgos y suministran los activos necesarios para su funcionamiento. Para esto último forman el capital suscribiendo y pagando
acciones con derecho a participar en la distribución de dividendos. También pueden
emitir Bonos, con la obligación de pagarles una cierta suma de dinero y unos intereses determinados al cabo de un tiempo definido. La otra forma de obtener capital está representada por los préstamos bancarios,
la de descontar Títulos Valores, la de pignorar derechos de cobros y sobre existencias y la del Crédito Comercial. Bien conocemos
que nuestra empresa metalúrgica ha utilizado todas estas formas de financiación inicialmente
como empresa pública y posteriormente como empresa privada de carácter anónimo.
Cuando una empresa privada no quiere continuar
sus acciones en ciertos sectores porque su realización resulta incompatible con la lógica de las inversiones capitalistas
por una rentabilidad lejana e insegura, el Estado debe entonces desarrollar esta
actividad económica. Por ello se debe plantear claramente la NACIONALIZACION DE ACERIAS PAZ DEL RIO, porque además de su escasa
rentabilidad, existe en su interior la necesidad de una coordinación y arbitraje
continuo y permanente entre los intereses particulares de las diversas unidades
capitalistas, con el fin adicional de liderar una empresa dedicada a la explotación de minerales (carbón, mineral de hierro
y caliza) y a la producción de bienes que sustituyen importaciones de acero, derivados de la destilación de la hulla y fertilizantes
agropecuarios. Si bien, en este momento participa el IFI, este organismo es un accionista más que capta recursos privados
o públicos que tiene que hacerlos productivos y rentables. En nuestro caso se necesitan recursos que salgan del Presupuesto
Nacional y que se destinen a intervenir la economía para explotar sus recursos
sin el ánimo de la rentabilidad económica. El derecho de gestión que adquiriría como único accionista lo podría ceder al Sindicato
Nacional de Acerías Paz del Río con autonomía financiera y contable y con métodos industriales, comerciales adecuados y bajo
reglas de administración privada. Esta inversión la haría el Estado Colombiano con el fin de colocarse a la cabeza de la industria
metalúrgica para asegurar su desarrollo futuro, para establecer el pleno empleo en el desarrollo de la construcción pero sin
considerar el factor de rentabilidad, aunque sí de máximo rendimiento. El objetivo del mercado sería el de poner a disposición
del público una mayor cantidad de bienes en las mejores condiciones posibles con el fin de contrarrestar la inflación y buscando
seguir una política de aumentar el consumo de estos productos, aún teniendo que asumir las pérdidas con subsidios del Estado.
Rechacemos el cuentico filosófico de que no se puede privatizar las ganancias y nacionalizar las pérdidas , porque no se trata de una empresa cualquiera que puede desaparecer sin que pase nada, es cuestión de
nacionalismo.
De no hacerlo así, de manera urgente, lo
que estamos haciendo es sacándole el cuerpo a una muerte anunciada pero prolongando su vida con una actitud de avestruz, manteniéndola
en estado cataléptico.
Otra alternativa sería la de que los boyacenses en una actitud histórica y valiente
nos metiéramos la mano al dril y decidiéramos financiar esta Empresa por métodos igualmente inusuales. Se me ocurre por ejemplo,
el de colocarle una sobretasa al consumo de cervezas, gaseosas y licores que
se vendan en Boyacá para captar recursos destinados a refinanciar a Acerías Paz del Río. Dejemos de hablar tanto y encontremos
verdaderas soluciones. El ejemplo lo recibimos no hace mucho tiempo de Barranquilla cuando toda la comunidad realizó colectas y aportes que les permitieron fundar la Empresa Triple A, que hoy administra los Servicios
Públicos Domiciliarios, ante la quiebra de la Empresa Existente.