EN BOYACÁ TAMBIÉN ESTAMOS DE FIESTA
Por: Sally Palomino Carreño
sallypalomino@hotmail.com
No acababa de terminar la feria de Cali, cuando ya se estaban preparando las transmisiones
de la feria de Manizales y el Festival de negros y blancos en Pasto. La sección de entretenimiento de los noticieros más vistos
a nivel nacional ocupa por estos días aproximadamente el 90% de su espacio en información sobre el Reinado Nacional del café
y lo que transcurre día a día en la feria más importante de Nariño.
Teniendo en cuenta que la mayoría de personas se enteran de lo que ocurre en el país a través
de los medios de comunicación, valdría la pena entonces que estos fueran un poco más incluyentes e informaran del resto de
ferias y fiestas que por esta época se realizan en diferentes regiones del país.
Un ejemplo de estas ferias podría ser la que acaba de concluir en Duitama, que aún sin tener
un gran despliegue televisivo, logró llenar de satisfacción no sólo a los habitantes de la ciudad, sino también a todos aquellos
que vinieron desde diferentes partes de Colombia.
Julián Gonzáles, habitante de Duitama y quien no se perdió ni un instante de la feria, asegura
que el evento que más aplausos se llevó fue el reinado de la tercera edad, en donde más que destacar la belleza física de
los participantes, se buscó reconocer y resaltar el talento y las destrezas que estos a pesar de su edad, aún manifiestan.
Según Julián, una de las cosas que más le impactó fue el hecho de haberse encontrado con un
grupo de Manizalitas, ¿Por qué no están disfrutando de su propia fiesta?, se cuestionó, sin embargo no se atrevió a preguntarles
directamente, limitándose a observar y sacar sus propias conclusiones.
No tuvo necesidad de pensarlo mucho, le bastó mirar a su alrededor y reconocer que no se necesita
más que una buena mazorca o un vaso de chicha, para hacer que, sin importan el origen, alguien decida quedarse y hacer parte
de una fiesta como la que se llevó a cabo en Duitama.
Los jóvenes al igual que los ancianos, también tuvieron un espacio, pues de manera gratuita
pudieron disfrutar de conciertos en vivo que se presentaron en el parque principal de la ciudad.
Como parte de la festividad y teniendo en cuenta que Boyacá es cuna de artistas, no podía
faltar la muestra artesanal, en donde a través de tejidos, orfebrería y los mejores dulces de la zona, se demostró una vez
más que con manos trabajadoras se puede manifestar el amor por la región.
En Duitama la fiesta ya terminó, pero Boyacá sigue con sus ferias, Tuta y Cucaita, serán algunos
de los lugares que empezaran a celebrar sus festividades. Así mientras los medios de comunicación se preparan para las transmisiones del carnaval de Barranquilla, aquí y sin necesidad de cámaras y luces,
se festejará y se recibirán a quienes deseen experimentar cómo se vive una fiesta en Boyacá.
NOBSA: CAPITAL ARTESANAL DE BOYACÁ
POR: SALLY PALOMINO CARREÑO
SALLYPALOMINO@HOTMAIL.COM
Uno de los destinos turísticos por excelencia en época decembrina es Boyacá. Sin embargo, Lucía
a sus quince años aún no había visitado esta región, según ella desde hace diez años, es decir desde que tiene uso de razón,
sus vacaciones siempre habían sido en la costa Atlántica del país.
Lucía, quien vive en Bogotá, no estaba muy entusiasmada al saber que este año, el destino había
cambiado y que el lugar en el que iban a pasar navidad sería Boyacá. A pesar de esto, al escuchar los nombres de los pueblos
que visitarían y la experiencia de su tía, que un año atrás había visitado esta región, sus expectativas cambiaron y fue así
como no dudo en cambiar su equipaje tradicional para esta época y en lugar de un vestido de baño, empacó una bufanda y unos
guantes de lana.
Aunque su tía le habló acerca de lo que se podría encontrar en cada uno de los pueblos y municipios,
Lucía nunca se imaginó que en algún lugar del país, existiera un grupo de personas que seis meses antes de las fiestas navideñas,
se dispusiera a trabajar en la adecuación de un pueblo, para la llegada de turistas y extranjeros.
Fue así como al llegar a Nobsa, municipio ubicado al norte del Departamento, Lucía no dudó un segundo
en reconocer que era este el lugar considerado ya por muchos como la capital artesanal de Boyacá.
Lucía además de encontrar un sin número de mujeres sentadas en las puertas de sus negocios, tejiendo
bufandas, tapetes y por qué no, hasta sueños, encontró también en el parque principal la fiel representación de la vida en un pueblo. Pero no un pueblo cualquiera, no el típico pueblo de bancas en el parque y una
iglesia en frente de éste, este pueblo, era un lugar vivo, en el que se podían apreciar desde las ya mencionadas tejedoras,
hasta la vendedora de mazorca o el hombre que en su bicicleta se encarga del reparto de la leche.
En silencio, Lucía recorrió el parque principal y atendiendo a la recomendación de una mujer del
pueblo, se dirigió al barrio Nazareth, allí y aún sin pronunciar palabra, pensó en lo maravilloso de su país y en la tenacidad
de quienes año tras año intentan hacer de cada lugar, un sueño hecho realidad.
Lucía no ha terminado su recorrido y sin embargo ya afirma que será Boyacá, el destino turístico
que recomendará el próximo año a quienes deseen descansar verdaderamente y conocer la laboriosidad de ciento de artesanos
que con un mismo fin ofrecen a los turistas un espectáculo de gran colorido y novedoso diseño.
“NADIE AMA LO QUE NO CONOCE”
POR: SALLY PALOMINO CARREÑO
Martín canceló todos los compromisos que tenía para la noche del 15 de diciembre. Sabía que un evento como el que se
iba a realizar el jueves a partir de las seis de la tarde, no se debía desaprovechar
y menos si los protagonistas de éste, serían jóvenes, que tal vez un poco más persistentes que él, eran una digna representación
del talento Boyacense.
Eran las seis de la tarde, las calles principales de la ciudad estaban atestadas de gente que quería conocer el por
qué de las tarimas y la presencia de hombres vestidos de negro alrededor de éstas .Martín caminaba a paso acelerado, pues
aunque sabía que ya eran las 6 y que tal vez el evento ya habría comenzado, no se atrevía a correr, pues él al igual que la
multitud que lo rodeaba también quería saber el por qué de las tarimas y los hombres vestidos de negro.
A pesar de su intento por ver qué pasaría en la carrera 11, Martín entró al Teatro Sogamoso sin saber que ocurriría
allá afuera. Al entrar, suspiro profundo al ver que aún el evento no había comenzado, fue así como después de cambiarse tres
veces de lugar, terminó sentado en la fila H del palco izquierdo.
Como si estuvieran esperando a que Martín decidiera en qué lugar sentarse, tan pronto como éste lo hizo, apareció en
el escenario el maestro de ceremonia, quien presentó el vento, recalcando el nombre de éste:”NADIE AMA LO QUE NO CONOCE”.
Raíces, un trío que interpretó temas de Paco de Lucía, fue quien dio inicio a lo que sería una noche de fotos, lágrimas
y nostalgia. El segundo turno fue para una niña de 10 años, cuyo nombre recuerda Martín con gran exactitud: Ximena López,
¿qué por qué lo recuerda tan bien?, ah! es que Ximena se llamó su primera novia y López es el apellido de su mejor amigo.
“Me pueden robar el cuerpo que yo me quedo con mi alma”, cantaba Ximena mientras Martín anonadado de ver
el talento de esta niña, recordaba las veces que había desaprovechado oportunidades para hacer y decir lo que sentía y pensaba
cuando era niño.
La noche seguía transcurriendo y entre pasillos y bambucos, Martín recordó su niñez, su primer amor, su familia y sobre
todo, de dónde venía y cuál era ese lugar que lo había visto crecer y que ahora le reclamaba que hiciera algo por él.
Ya no importaba lo que estuviera pasando allá afuera o qué lugar del teatro era el mejor para ver bien el escenario,
lo único verdaderamente importante para Martín era apreciar el talento y la tenacidad de todos los que estaban allí, parados,
demostrando que lo que hacían lo hacían con amor, por amor.
El evento terminó con un tema dedicado a Boyacá y es que como dice Martín, cómo no hacerle un homenaje a la “tierra”.Tierra
de papa, maíz y esmeralda que sirve de inspiración a aquellos, que como los jóvenes de esa noche, no dejan morir sus ideas
y no abandonan sus raíces.
Con paso acelerado, esta vez no por el afán de llegar a tiempo a algún lugar, sino por el frío que hacia en la ciudad,
Martín recorrió las calles que dos horas atrás tenían a la gente en espera de
algo. Ahora todo estaba más claro, los hombres de negro, eran cantantes, tal vez si Martín hubiera visto desde el principio
a las mujeres con vestidos de lentejuelas doradas y labial rojo, hubiera sabido que las tarimas eran para la presentación
de orquestas y que los hombres de negro eran los coristas de éstas.
FIN
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