Escrito por Noel Antonio Pongutà Baracaldo, Administrador de Empresas UN.

Por estos días, en obedecimiento a las leyes comerciales y estatutarias, se realizan las Asambleas Generales de Accionistas, con el objeto de recibir los informes administrativos y financieros sobre los resultados del ejercicio durante 1.997. A ellas acuden con interés los inversionistas quienes en largas sesiones reciben de primera mano los datos, hacen preguntas y finalmente aprueban los informes como prerrequisito para enviarlos ante los organismos de control estatales. 

Sin embargo, quiero hacer un llamado a los interesados para que cumplan con toda responsabilidad esta función con el fin de que mañana no tengan que llorar sobre la leche derramada. En efecto, en la práctica, y en la mayoría de los casos se subestima su importancia y se asume muy folclóricamente la responsabilidad que les compete. 

En casi todas estas organizaciones se utiliza el sistema de elección de Delegados, el cual se cumple como resultado de las campañas manzanillezcas tanto de quienes se postulan y logran la elección como de los barones electorales que influyen sobre los electores para que se designe a quienes se comprometen con sus objetivos generalmente burocráticos y de intereses no siempre bien intencionados . En otras ocasiones se utiliza el sistema de las Representaciones que aunque tiene severas formalidades legales pocas veces se cumplen . Como es obvio, los resultados no son los mismos si todos los accionistas concurrieran con verdadero interés y sentido de compromiso para revisar las gestiones de los administradores, para analizar los informes financieros y para trazar los rumbos de sus instituciones para el nuevo año. 

Tremenda responsabilidad les cae sobre las Junta Directivas, los Consejos de Administración, las Auditorías Internas y las Revisorías Fiscales porque no siempre revisan y aprueban previamente los informes que se presentan a la Asamblea, minando por la base la veracidad y confiabilidad de los mismos.

 Los Accionistas escuchan, sin embargo, que todo es color de rosa y ni siquiera se detienen a analizar las refundidas salvedades que en los dictámenes de los Auditores muchas veces se hacen. Lo importante es que triunfen sus candidatos y que queden incluídos en los puestos de elección popular que elige la Asamblea.

 Dada la crisis que estamos viviendo por las dificultades económicas, por la corrupción y por el deseo desmedido del enriquecimiento fácil y rápido, creo que ha llegado el momento de darle más seriedad y trascendencia a las Asambleas Generales Anuales. Existen muchos mecanismo que se deducen de las advertencias hechas al comienzo de este escrito. Se debe corregir errores en la elección de Delegados, errores en la constitución de apoderados o representantes, errores en el estudio y aprobación apresurada de los Estados Financieros, sería preferible que se constituyan comisiones de expertos por parte de la Asamblea para revisar con cuidado las cifras, los anexos, las explicaciones y para aclarar las dudas. Errores por no esclarecer las salvedades que presentan los Auditores.