Joaquín González Camargo
Por Horacio Bejarano Díaz
Repertorio Boyacense Nos.
242 y 243 – Septiembre y Diciembre de 1965
Uno de los poetas que no pasó al olvido,
como tantos que en la lira Nueva de Rivas Groot aparecieron,
fue Joaquín González camargo, cuya obra breve, al igual de su vida,
se destacó en nuestro panorama literario con la impronta de
lo perfecto y acabado.
González Camargo nació el
15 de agosto de 1865
en Sogamoso; estudió medicina
en la Universidad Nacional;
ejerció aposólicamente su profesión; cantó la vida en agonía,
la materia huérfana del espíritu y el desconsuelo de su alma,
en estrofas, que según carlos Arturo Caparroso, se caracterizan
“por lo fino y delicado del sentimiento, por la ensoñadora
atmósfera de vaguedad en que se mueve la inspiración,
por la leve musicalidad de sus versos y por su extraordinario
poder de evocación”.En
1889 José María Rivas Groot recogió
la obra del vate sogamoseño en un folleto de cincuenta y
cuatro páginas bajo el sencillo mote de Poesías,
a las que hizo una anotación preliminar, elegante y aguda,
como todos los estudios crpiticos que salieron de
la pluma del autor de Constelaciones. Es esta colección
tienen puesto de honor los poemas publicados por
Rivas Groot en la Lira Nueva, Estudiando, Viaje de la Luz,
Génesis, Lola y Dolores, entre las cuales son los dos
primeros mentados los que han llevado a
González Camargo a la inmotalidad de nuestro parnaso.