LA PARTICIPACION
EN LA INDUSTRIA
Escribe: NOEL ANTONIO PONGUTA BARACALDO, Administrador
de Empresas
Bajo semejante título se publicó uno de los libros
del sicólogo social Douglas McGregor que más ha revolucionado la administración de personal dentro de las empresas en los
últimos años. A comienzos de la década de los 80 expuse estas teorías a los dirigentes sindicales de Acerías Paz del Río,
pero como en el caso de la parábola del evangelio cayeron en tierras estériles porque no tuvieron ninguna influencia en las
relaciones obrero-patronales antes de precipitarse la crisis que actualmente vivimos en todo su cruda realidad, cuando se
exhalan sentimientos tendientes a darle respiración artificial en los estertores de la muerte de la principal industria metalúrgica
de Colombia.
Hoy las traigo a colación nuevamente porque cobran vigencia en boca del Presidente de la factoría, cuando en días
pasados les decía a los trabajadores que esta era su empresa porque son dueños del 14% de las acciones y que por consiguiente
deberían redoblar esfuerzos para salvarla. Bienvenida esta posición de tan prestigioso Directivo porque efectivamente corresponde
a una filosofía gerencial capaz de conseguir la eficiencia y la productividad necesarias para permanecer en el mercado. En
efecto, dice McGregor “la labor de la dirección es la de procurar que el objetivo organizativo se consiga, es decir,
la producción y la venta de géneros con un margen de beneficio”. Para lo
cual, afirma a continuación debe “ganarse la colaboración de las personas,
crear las condiciones bajo las cuales trabajarán voluntariamente y por propia iniciativa para materializar los objetivos organizativos”.
Para lograr el anterior ideal, el citado autor subraya que: “todo el comportamiento humano se halla orientado
hacia la satisfacción de necesidades básicas, sociales y de autorrealización personal. La dirección debe encontrar los elementos
motivantes necesarios para obtener de sus trabajadores la cooperación voluntaria
para dirigir sus esfuerzos hacia los objetivos organizativos.
También se requiere convertir la tradicional mesa
de negociación colectiva en un encuentro amigable de cooperación Sindicato-Dirección para encontrarle solución a todos los
problemas no solamente para repartirse el “ponqué” sino para aunar esfuerzos para hacerlo más grande”. La
participación económica además de la cogestión administrativa tienen la lógica consecuencia de que se comparten las utilidades
si las hay pero también las pérdidas cuando se presentan. Busquemos la “participación integral” bajo la filosofía
de la “Cooperación entre el Sindicato y la Dirección”.