El Alcalde ¿un estadista o un demagogo?
Por Diego Francisco Sánchez Pérez*
Se atribuye a Platón la siguiente parábola. Un ateniense enfermo llamó a su médico. Después de revisarlo, el médico le
dijo que su vida estaba en peligro y que sólo un doloroso tratamiento lo salvaría.
Por la tarde, el enfermo recibió la visita de uno de los mejores oradores de la ciudad. Con palabras floridas, el orador le
dijo que el médico le había dado un diagnóstico erróneo porque quería cobrar un jugoso honorario y que, por lo tanto, podría
seguir su vida normal. Convencido por la exposición del orador y porque era, en el fondo, lo que quería escuchar, el enfermo
rechazó el tratamiento. Por un tiempo, se sintió mejor gracias a la esperanza que le había inspirado el orador, pero finalmente
murió, según se lo había vaticinado el médico.
La moraleja de la parábola del médico y el orador es que, cuando la verdad es dura y amarga, los hombres suelen preferir
una mentira placentera. Como el médico era un especialista en medicina pero no en oratoria no sabía persuadir. El orador,
por su parte, era un especialista en el arte de persuadir, pero no sabía de medicina. En la competencia entre ambos, ganó
naturalmente el orador, pero el enfermo, si bien creyó ganar en el corto plazo gracias a la esperanza recobrada, en el mediano
plazo resultó el verdadero perdedor.
En la parábola de Platón hay dos alternativas, la verdad impopular y la mentira popular, agregaríamos una tercera: la
verdad popular. A los "médicos" políticos los llamaríamos idealistas fallidos porque, si bien son fieles a sus convicciones,
no consiguen transmitírselas al pueblo. A los "oradores" políticos, simplemente, demagogos. A los "médicos oradores" el nombre
de "idealistas astutos". También podríamos llamarlos estadistas. Mientras que los "idealistas fallidos" no consiguen comunicar
con eficacia la verdad y los "demagogos" comunican con eficacia la mentira.
¿Y en Sogamoso? nuestra actualidad, provee ejemplos de todas estas categorías, de unas más que de otras. Sobran los demagogos
fallidos, aunque resultan casi inofensivos porque hemos desarrollado anticuerpos contra ellos. También abundan los demagogos
eficaces, mucho más peligrosos porque sus sofismas confunden al pueblo.
No faltan tampoco los idealistas fallidos, que pierden elecciones en nombre de buenas causas. En cuanto a los estadistas,
¿dónde encontrarlos? La pregunta es inquietante: sin estadistas, en Sogamoso no habrá futuro. Los
demagogos fallidos más notorios son los pertenecientes a los vetustos Directorios
del liberalismo y conservatismo tradicional. Es imposible encontrar propuestas más demagógicas que las suyas. Que hoy por hoy la mayoría ciudadana rechaza.
Muchos de los políticos actuales de Sogamoso se alistan en la legión de los demagogos eficaces, logrando discutibles mayorías,
son ellos los que nos han traído el estancamiento y el aumento de la desconfianza del pueblo por
la falta de propuesta, debate y oposición critica , mediante la aprobación popular
de promesas tan rosadas como inconsistentes. Pero el pueblo de Sogamoso, a la inversa del enfermo de Atenas, no muere. Al
no morir, recuerdan. ¿Será por eso que los Concejales ocupan uno de los lugares de mayor desprestigio en nuestra sociedad?
La tentación del médico no elocuente, del idealista fallido, ¿no cayo en ella Lady
Patricia? He aquí una Mujer recta y seria, a quien la persigue la creencia popular
que de haber pensado más en la ciudad, que en su aspiración personal, otro hubiera
sido el gobierno y futuro de la ciudad. Aún hoy, Lady Patricia tiene el sabor de la seriedad. Hasta ahora, empero, debe
comunicarlas persuasivamente. ¿Podrá aprender todavía el arte del idealista astuto? Esta pregunta es válida, asimismo,
para Enrique Camargo.
Es difícil e injusto alojar sin más al Alcalde Barrera en alguna de las categorías enunciadas. Sin embargo Barrera cayó
peligrosamente en la demagogia, cuando nombro como Gerente del IRDS a Hernando Arias para dar salida a un compromiso electoral que en apariencia le hizo ganar las elecciones; pero que le ha hecho perder, su
escasa credibilidad.
En otros campos, el Alcalde actuó como un idealista fallido, este fue el caso de la Secretaria de Salud, ya que el respetado
Medico Castillo no logro acoplarse a la dificultad propia del servicio publico. También ha habido en el Alcalde casos de demagogia
ineficaz, al entregar al Representante Gustavo Lanzziano medio gabinete (Salud,
Fonvisog, Intrasog y la Secretaria de Gobierno y Participación); para desde esta ultima tirar al piso una aplaudida gestión
en el campo de la recuperación del espacio publico. El Alcalde aquí mostró que por favorecer a una minoría de amigos, podría
quedarse sin la aprobación de una mayoría de ciudadanos neutrales en estado de perplejidad. Como
el oficio de Alcalde no se enseña en la Universidad, sino en ese único centro de estudios que es el Edificio de la Seis de
Septiembre, ningún juicio definitivo sobre Luis Guillermo Barrera es, aún, posible. Luego de 24 meses de ser elegido, lo malo
y lo bueno, lo peor y lo mejor continúan a su alcance. Si opta finalmente por ser un estadista, verá subir las encuestas de
su popularidad pero además, será consecuente con una ciudad que necesita con urgencia que la política responda a los pedidos
sociales de progreso, empleo y desarrollo.
*Director Ejecutivo Fundación Vive Sugamuxi
www.vivesugamuxi.8m.com
vivesugamuxi@yahoo.com