EN EL DIA DE LA SOGAMOSEÑIDAD
POR: JAGAVARIZ
Los
pueblos como las personas, siempre tienen un día clásico que es el escogido para conmemorar acontecimientos puntuales de su
existencia; generalmente este día se instituye para recordar la fecha de su fundación, en el caso de las poblaciones o ciudades,
y el de su natalicio para el caso de las personas; también para las municipalidades se tiene como día institucional el de
su nacimiento como ente territorial. Para el caso de Sogamoso, ciudad que no tuvo fundación hispánica, ( como lo señalan historiadores
de la prestancia de Gabriel Camargo Pérez ), y cuyos orígenes se remontan a nuestra prehistoria, cuando la vieja Suamox constituía
un importante asentamiento de la nación chibcha, la fecha declarada fue la del 6 de septiembre que rememora su exaltación
a Villa Republicana, distinción concedida por la junta suprema de Santafé para recompensar el espíritu patriótico e independista
de los sogamoseños, su vocación por la libertad y su acendrada defensa de los derechos y reivindicaciones del pueblo.
El
6 de septiembre es el día de Sogamoso, su fecha institucional por excelencia, su efeméride clásica; no se celebra, ni la fundación
hispánica, que no la tuvo, ni menos, su onomástico como algunos señalan, pues conforme a la definición y etimología de tal vocablo, onomástico es el día del nombre de una persona, ni tampoco su fecha de cumpleaños, así
en la propia entrada del terminal de transportes de la Ciudad del Sol se conserve un mural que advierte que Sogamoso fue fundado
en 1537 cuando lo que ocurrió por aquellas calendas fue el hecho ominoso y aciago del incendio del Templo del Sol, máximo
santuario de la civilización chibcha ocasionado por la codicia de los conquistadores españoles. Este disparate histórico,
que “engalana” el acceso a dicho terminal, sólo sirve para poner de manifiesto la crasa ignorancia del autor o
autores de tamaño despropósito.
Pero volviendo al Seis de septiembre,
fecha estelar en la historia de poblaciones como Zipaquirá, Ubaté, Guaduas, Chiquinquirá, Cáqueza, Tenza, la Mesa de San Juan,
Turmequé, y desde luego Sogamoso, debemos admitir que fue su exaltación a la dignidad de Villas Republicanas la que condujo
a proclamar dicho día como el clásico de cada una de ellas, por cuanto tan honroso honor, el máximo a que podía aspirar cualquier
conglomerado humano de la época, significaba la obtención de prerrogativas y preeminencias inherentes a tan señalada distinción.
Por lo anterior, no hemos vacilado en considerar la fecha del Seis de Septiembre como EL DIA DE LA SOGAMOSEÑIDAD, término que además
sincretiza todo lo que nuestra ciudad representa en el contorno nacional, las virtudes republicanas de sus lugareños, la altivez
y el espíritu emprendedor de sus gentes, el orgullo de su raza, de su historia y de sus tradiciones, que arrancarán desde
la propia civilización precolombina, así como lo que esta noble Villa Republicana de Sogamoso ha significado en la vida económica,
política y social de la nación colombiana.
Por
eso es explicable que cada vez que llega el 6 de septiembre, nos sea dado formular un balance de nuestros logros y conquistas,
principalmente volver a insistir sobre la lucha que nos corresponde librar contra el hirsuto centralismo y contra el abandono
secular de que se ha hecho objeto a nuestro territorio por parte de los gobiernos, ocurrencia que se ha tornado en constante
a lo largo de nuestro discurrir histórico. No de ahora, sino a lo largo de nuestra vida republicana, los poderes centrales,
(nacionales y departamentales), han ignorado a nuestra Provincia de Sugamuxi y la han castigado con la más odiosa discriminación
y con la más antipática desatención a sus problemas y necesidades. Es esta incidencia la que ha llevado a muchos de nuestros
ciudadanos a proclamar su intención de constituir a Sogamoso y su provincia en un ente autónomo y, de una vez por todas, liberarlo
de la coyunda de quienes en épocas electorales nos utilizan como trampolín, y una vez en el gobierno nos desconocen, nos privan
de los beneficios oficiales y nos despojan de toda posibilidad de progreso y bienestar. Talvez la inclinación separatista
de muchos de nuestros conciudadanos no sea por ahora la formula o panacea para conjurar nuestros males y padecimientos, pero,
si es un sentimiento acariciado a lo largo de nuestra historia, una acusada expresión de inconformidad, frente a ciertos mandatarios
que cuando es la hora de buscar los votos son pródigos en promesas y una vez satisfecha su aspiración electoral e instalados
en el gobierno no vuelven por acá y sistemáticamente nos excluyen de sus planes y equipos de gobierno y si acaso reservan
algo para nuestra región son las migajas de cargos de precaria significación o trascendencia.
Talvez por lo mencionado, la
conmemoración del Seis de Septiembre, Día de la Sogamoseñidad, ha adquirido para nosotros una profunda connotación patriótica
y se ha convertido en la ocasión mas propicia para la exaltación del espíritu terrígena, para enriquecer nuestros valores
ancestrales, nuestro atávico civismo y nuestro sentido de pertenencia y para renovar nuestra voluntad inquebrantable de proseguir
por el sendero de progreso y laboriosidad, en procura de la reconquista del sitial de respeto y admiración que nuestros antepasados
ocuparon, con tan señalados meritos, en el concierto de nuestra patria colombiana.
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